La muerte de Orlando Zapata "no puede quedar en vano". Ese es el objetivo de la oleada de huelgas de hambre que se ha declarado en distintas cárceles de Cuba; también fuera de los recintos penitenciarios.
Al menos cinco disidentes han asumido ayunos voluntarios para exigir mejoras al gobierno de Raúl Castro y se han sumado a otros tres que les precedían. Y la ola amenaza con seguir creciendo.
El jaque contra la administración castrista no tiene precedentes.
El primero en asumir esta posición de fuerza tras el entierro de Zapata, preso de conciencia muerto tras 86 días en huelga de hambre, ha sido Guillermo Fariñas, periodista independiente de Santa Clara y ex preso político, en ayuno de hambre y sed desde el martes. Fariñas ha enviado una carta a Raúl Castro, en la que denuncia las "golpizas, torturas y violaciones a la dignidad humana" en las cárceles de la isla y en la que remite un listado de disidentes encarcelados con graves problemas de salud, cuya liberación exige.
De esta forma, Fariñas se une al grupo de tres presos que le precede en la protesta. Se trata de Adolfo Fernández Sainz, periodista del Grupo de los 75 de
A estos cuatro se les han unido tres presos encarcelados en Pinar del Río. Son Eduardo Díaz Fleitas, Fidel Suárez y Diosdado González Marrero. Este último es presidente del Partido Paz, Amor y Libertad, también sentenciado durante
Fleitas, quien sufre severos problemas de salud, militaba en el Movimiento 5 de Agosto, y Suárez, uno de los más jóvenes, de 33 años de edad, forma parte del Movimiento Pro Derechos Humanos.
El último en sumarse al jaque de los disidentes es Nelson Molinet, secretario general de
Los nuevos Zapata han protestado anteriormente de distintas formas, incluyendo huelgas de hambre. Pero hoy tienen sobre sí la mirada del mundo. Están decididos a continuar el ejemplo de Orlando Zapata, quien tuvo una decena de precedentes. Según el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, al menos 10 presos han perdido la vida durante los 51 años de Revolución, al margen del conocido poeta Boitel. Desde Roberto López en 1966 hasta Felipe Hernández a principios del siglo XXI.
Todos los huelguistas son militantes activos de una oposición que ve un horizonte más allá de las mejoras penitenciarias. Apoyados en la lucha de Zapata, y liderados por las palabras rebeldes de su madre, Reina Tamayo, sueñan con resquebrajar el muro del Régimen.
El gobierno de los hermanos Fidel y Raúl Castro ha superado antes otras crisis importantes, como el Mariel, los balseros de 2004, la ejecución de tres jóvenes en 2003 o
El gobierno de los hermanos Castro justifica el encarcelamiento de sus detractores, calificándoles de "mercenarios" al servicio del Imperio. "¿Mercenarios?", se pregunta Fariñas en su misiva. "Le puntualizo que ningún mercenario se inmolaría por su país como hizo Orlando Zapata. Y no es una rareza. Su muerte no ha sido en vano".




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